martes, 30 de abril de 2013

AVENTURANDONOS A ESCRIBIR SOBRE EL DISCURSO POLÍTICO


La verdad se pierde con demasiado discurso
(dicho árabe)


El discurso político casi siempre se basa en la división maniquea entre buenos y malos. Por consiguiente, las exposiciones se elaboran minuciosamente teniendo en cuenta los intensos estados mentales y emocionales de la audiencia, muy sensible a la dualidad argumental: lo lógico y lo utópico, lo vigorizante y lo deprimente.
Las reglas tradicionales de la retórica y las aportaciones de la lingüística, la semántica y la pragmática son valiosos recursos para conocer los secretos de la comunicación y sacar partido de todo ello: por ejemplo, dar instrucciones, persuadir, requerir, solicitar, preguntar y responder indirectamente, sin que el oyente sea consciente de que cuando oye “sígueme” no lo interpreta como una orden, sino como un ruego; cuando le dicen “ésos” el referente es “el enemigo”; cuando oye “hasta aquí hemos llegado” entiende “los hemos soportado durante demasiado tiempo, necesitamos un cambio, hay que echarlos”.
Según  Francisco J. contreras, en el caso particular de Venezuela la falta de consistencia en el discurso se observa cuando se pretende endosar a ideologías y escuelas de pensamiento argumentaciones que no se corresponden con las fuentes originales. 
Elementos característicos en el Discurso de Nicolás Maduro 
Se puede establecer que la macro-estrategia de Auto-presentación positiva define todo el discurso de Maduro basado en una línea ideológica que se presenta con estrategias del discurso para presentar negativamente al otro haciéndolo generalmente con argumentos que impacten al receptor a creer en las ideas que persuade, aunque es pertinente aclarar que para Van Dijk (1999) el creer se da cuando hay ausencia o insuficiente conocimiento relevante sobre lo expuesto de modo que no se pueden formular contra-argumentaciones frente a aseveraciones falsas, incompletas o prejuiciados como en efecto hizo.
A partir de mostrarse positivamente se compara con grupos exógenos (ej. con los “capitalistas”, los “explotadores”, “minoría rica”, etc.) en donde además existen los apóstoles  y por consiguiente, quienes no lo acompañan en su propuesta ideológica son “demonios”. El simbolismo religioso viene a ser el lenguaje complejo de imágenes y de gestos. Para Durkheim (citado por Craig, Keller y Light; 1992) tales símbolos religiosos frecuentemente comprende lo que él denominaba representación colectiva: la comunicación desde los cuerpos sociales mayores hasta los individuos. Así, los diversos símbolos empleados en la determinada religión hablan por todos aquellos que comparten la fe de la misma y por todos los que participan.
Además, utiliza un lenguaje que sea común a los cristianos para congraciarse. Además toma en cuenta que las mayorías en el país son cristianos de cualquier iglesia practicantes o no. En cuanto a lo anterior Van Dijk (2006) deja claro que eso forma parte de la manipulación de la sociedad. Conocer su contexto social al fin de poder ejercer control sobre las mentes de las personas, esto tiene mucho que ver con las condiciones sociales de quien emite y recibe el mensaje. 
En toda la línea de su discurso cuando hace alusión a los elementos religiosos siempre vincula a Chávez como si este fuera el nuevo Mesías comparándolo un hacedor de milagros.
Cuando muestra una posición de consenso y conciliadora no es honesto totalmente ya que se contradice lo que en la forma lo ha mostrado conciliador con frases como “yo soy el hijo de Chávez,…nosotros no somos ni queremos ser burgueses, somos el pueblo en el poder”. Es común que establezca símil entre Cristo, Simón Bolívar y Chávez desde el punto de vista victimizante para lo cual, presenta evidencias que destruyan creencias cristianas tradicionales persuadiendo a creer que Cristo esta solo entre los pobres y que tanto a Cristo como a Chávez los Crucificaron por ser socialista. Para Van Dijk lo recursos retóricos como los símiles, las metáforas, los eufemismos, hipérboles etc., al igual que los esquemas globales, no influencian directamente el significado. Más bien lo hacen resaltar o lo difuminan, y con ello también la importancia de los acontecimientos en un modelo de acontecimientos.
El discurso está dirigido a los sectores populares o a quienes no tienen formación intelectual reflejando ser intérprete de ese imaginario. Para esto establece de forma reiterativa juicios de valor y polarización con las élites que le sirvan de base para presentarse positivamente. Así se establece una triple relación entre: 1. El pueblo como víctima (presentados como explotados o pobres) 2. Un perseguidor (se asocia a ser rico), y 3. Un salvador (Chávez como Mesías y el socialismo). Sin embargo, para Van Dijk (2006) los receptores de la manipulación desde la forma de abuso de poder pueden ser definidos como víctimas, y esto significa que deben de algún modo ser caracterizadas como carentes de los recursos fundamentales para resistir, detectar o evitar la manipulación.
Asimismo, para sostener una posición del pueblo como víctima se vale de emociones fuertes, que hace vulnerable a la gente como refiere Van Dijk utilizando desde episodios como la posible inoculación del cáncer a Chávez, hasta la “explotación” que una “minoría rica” tiene contra los pobres.
Desde el punto de vista estratégico, el discurso de Nicolás Maduro, sirve para intensificar la polarización y marcar la diferencia ideológica con su contrincante en la lucha electoral, lo cual hizo fundamentalmente con los siguientes recursos clave: i) el culto a Hugo Chávez; ii) el refuerzo del vinculo afectivo positivo con su equipo y seguidores, mediante el estilo coloquial y familiar, especialmente a través de las digresiones en su discurso, iii) la intensificación del vínculo afectivo negativo con la oposición y su candidato, mediante la presentación negativa de “ellos”, iv) la estrategia de la hipoteticalidad, con la cual se adjudican a los opositores malas intenciones y se amedrenta.
La mayor estrategia discursiva de Nicolás Maduro, es el uso de un estilo conversacional marcado por abundantes digresiones, que superan a las partes dedicadas a tratar el tópico central de su discurso (los objetivos históricos), tienen varias funciones discursivas y políticas: i) Ensalzar a la patria y la imagen de Chávez. ii) Reforzar los vínculos afectivos positivos con sus colaboradores y el pueblo. iii) En las digresiones también se refuerza el vínculo afectivo negativo con los opositores quienes son descalificados como “burgueses” “capitalistas” “imperialistas”. También se enfatiza el vínculo negativo con el otro candidato, que es un “majunche” “drogadicto”. iv) Otra estrategia usada por Maduro, es la el hipoteticalidad, que es usada para asignar al oponente acciones a futuros que serán motivo de desastre o caos. 
Las estrategias políticas de Nicolás Maduro, es el populismo que, en el discurso político, consiste en la exacerbación del pueblo como argumento, el pueblo es elevado a la más alta categoría y Maduro se funde con el pueblo, a través de la imagen de Chávez. En el caso de Maduro, él es hijo del pueblo, un obrero, esto la autoriza para enfrentarse a sus adversarios con violencia verbal porque él puede atribuirse ese poder en nombre del pueblo. Dicho en palabras de Charaudeau (2011): el líder populista debe instaurarse como salvador construyendo una imagen de “poder” mediante un comportamiento oratorio elaborado por medio de "improperios", de fórmulas de choque. De esta manera, el líder populista no deja de presentarse como el representante del pueblo al grado de no constituir sino una sola alma con este último, (“Chávez, somos todos”). 
La otra gran estrategia política, es la polarización intensificando para confrontar a socialistas/revolucionarios y capitalistas/burgueses/imperialistas. En este discurso, además, desconoce a sus oponentes como interlocutores válidos, significa que no hay en su discurso intención de diálogo con aquellos que se le oponen porque, desde su perspectiva, son los causantes de todos los males del país, los del pasado, los del presente, y los del futuro, como ha mostrado la evidencia lingüística encontrada. Como bien lo dice Charaudeau (2011): El líder populista denuncia la fuente del mal designando, no a los responsables como en todo discurso político, sino a los culpables. Pero esos culpables, y ahí se localiza un factor de gran emocionalidad, son designados de manera global, incluso vaga, como si se tratara de seres maléficos que estuvieran escondidos en las sombras, creando complots: “la clase política”, “las élites frías y calculadoras” o “la institución que se trata de derrotar por medio de una revolución de salvación pública” 
Elementos característicos en el Discurso de Henrique Capriles 
El discurso de Henrique Capriles, se sitúa más allá de los intereses políticos de un partido, es más bien una construcción metapolítica, producto de la necesidad de cambio objetivo. En lo referente al contenido del discurso como tal, podemos apreciar, que Henrique Capriles hace mucho énfasis en las ideas de Nuevo liderazgo, lucha contra la corrupción, progreso, gobierno del pueblo y nuestra Venezuela, las cuales son consignas que hacen del discurso de Capriles un discurso progresista y equitativo con el cual busca ayudar a quienes más lo necesiten y hacer una repartición justa de los muchos recursos con los cuales cuenta Venezuela. 
Capriles llega mostrándose como una persona firme en sus posiciones, transmite esta idea al público al producir aumentos de volumen en su voz, cuando nombra, en los discursos, puntos de vista o expone beneficios que traerá su gobierno. Es este un punto importante, puesto que nos da una analogía de la ideología y el uso de los signos predominantes en cada una de ellas, no se puede afirmar que Capriles sea de derecha, pero teniendo en cuenta lo expuesto por Georget y la manera en la que enfoca su plan de gobierno a la seguridad se puede afirmar que simpatiza con esta ideología.
Como método para combatir el miedo al cambio, algo que en nuestros países latinoamericanos también es muy común, Capriles basa sus argumentos en hechos y logros anteriores –invita a recordarlos en varias de las presentaciones que se hacen a sus discursos- y no solo sus logros si no también los fracasos de su contrincante, para lo que le propone a su público, realizar un ejercicio de comparación, invita a analizar aspectos como la seguridad y es este uno de los más fuertes pilares de su discurso, además de ofrecer un trabajo, junto a todo su partido, por el progreso, para lo que invita a realizar movilizaciones como “caminando por tu progreso”
Otro de los conceptos recurrentes en el discurso de Capriles y quizá el más importante es el que alude a la unidad, reitera siempre que tiene ocasión que lo que busca es un gobierno de todos y para todos, construir un modelo de país en el que los venezolanos sin distinción puedan participar del progreso de Venezuela, y en el que los beneficios no dependan de las afiliaciones políticas de las personas.
El discurso del candidato Henrique Capriles va dirigido a la parte de los venezolanos que se inclinan más por un gobierno de centro o de derecha; aunque es cierto que busca transmitir en sus discursos la idea de la unidad nacional y del progreso para todos en Venezuela, marca una claro desacuerdo con la manera en la que se han venido haciendo las cosas hasta el momento en su país, por lo que indirectamente excluye a quienes creen que los procesos políticos actuales han sido los más adecuados. 
Capriles es un político pragmático que ve en los resultados su mejor bandera, en sus discursos prevalecen los conceptos de la unidad nacional, la lucha anticorrupción, y el problema del desarrollo; en cuanto al lenguaje no verbal se observa la prevalencia de gestos puntuadores. Lo que confirma el hecho de que su discurso no se dirige a la gente del común, por lo cual se puede decir que su interés no es presentarse como un candidato de izquierda.
Por otro lado, éste es un candidato que sabe moverse a la hora del discurso, ya que sabe muy bien a qué clase de auditorio se va a enfrentar y por lo tanto acondiciona sus palabras de tal forma que sean mucho más asimilables para el auditorio y así poder hacer que su mensaje llegue de manera más persuasiva. 
En el discurso del candidato se detectan las siguientes estrategias características del discurso político e ideológico (van Dijk, 2003): La de apelar a la protección divina (“Los tiempos de Dios son perfectos”). De esta forma se activa el conocimiento compartido con los venezolanos en cuanto al origen bíblico de esta frase, fácilmente asociable con dichos populares como “Dios sabe lo que hace”. Puesto que la frase va seguida de “Aquí estoy Venezuela”, el candidato se enviste del poder de llegar en el momento indicado y se convierte en la esperanza del grupo que lo apoya. Reclamar a la autoridad de la historia a través de la mención al “Libertador”, cuya imagen le sirve de fondo a su discurso (“con la imagen de nuestro Libertador allá atrás”) y de testigo de su meta última como candidato (“yo no quiero más peleas en Venezuela, yo quiero la unión de todos, aquí lo digo delante de nuestro Libertador, delante de nuestro pueblo”). Intensificar la desvinculación de la imagen de Chávez con Maduro (Nicolás, tú no eres Chávez).
Las estrategias políticas,  se manifiesta en la mitigación del discurso polarizado cuya característica principal es la oposición entre nosotros y ellos. En este discurso no se usó la palabra “ellos”. Por otro lado, se mitiga la polarización con el llamado a los que piensan diferente de él: “aquí va mi mensaje a los que piensan distinto a mí. Yo sí quiero ser presidente su presidente, yo también quiero ser el presidente de los rojos y voy a ser el presidente de los rojos también”…“saquemos de aquí adentro la división…el poder no es para dividir, el poder es para unir, el poder es para trabajar”.  Esta es una estrategia política de búsqueda de consenso, lo que se hace evidente también en el uso de la palabra pueblo para reforzar su compromiso. 
Después del análisis detallado de cada discurso, se puede afirmar que aunque ambos candidatos comparten algunas características propias del discurso político (argumentar, persuadir, ganar adeptos), existen grandes diferencias en los aspectos formales, en las estrategias discursivas y en la estrategia política. La diferencia en la longitud de los discursos es lo más evidente. Nos encontramos con un discurso muy breve de Henrique Capriles y uno lleno de simbolismos de Nicolás Maduro. Ambos discursos tienen las características propias del discurso oral, como lo muestra la frecuencia de aparición de conjunciones coordinantes aditivas y el empleo de un vocabulario del registro coloquial del habla cotidiana. 
El discurso de Henrique Capriles, está compuesto de oraciones cortas sin interrupciones, mientras que el de Nicolás Maduro, está repleto de digresiones que hacen el seguimiento del tema más difícil. Los temas del discurso también difieren notablemente. Mientras para Capriles la prioridad es “Venezuela”, para Maduro es “el pueblo” y “la patria”. El vocabulario del habla cotidiana con algunas referencias religiosas de Capriles es muy diferente al discurso político de Maduro, en el que también tiene un importante papel el discurso religioso. 
No obstante, el discurso de Capriles, tiene la ventaja de que los tópicos del discurso pueden quedar grabados en la memoria de la genta más fácilmente porque lo que presenta es el equivalente a la macroestructura de su proyecto, mientras que Maduro, tiene un tema central del cual se aleja constantemente en sus digresiones. De hecho, estas digresiones lo llevan a incumplir a veces con la predicción lingüística  que establece al hablar de los tipos de objetivos de su programa, que vienen por escala “la primera escala: los objetivos históricos, la segunda escala los objetivos nacionales, la tercera escala: los objetivos estratégicos y la cuarta escala los: objetivos generales”. También las digresiones lo conducen a quitar seriedad a sus planteamientos y a trivializar o minimizar la importancia de aquello que pregona. 
Otra diferencia importante relacionada con el contenido tiene que ver con el grado de informatividad del texto, vale decir, con la cantidad de información nueva que lleva el mensaje. En el caso de Capriles, a pesar de las pocas palabras, se puede identificar información nueva porque habla como candidato y tiene un proyecto diferente al del candidato/presidente. En cambio, en el discurso de Maduro, el texto viene arrastrando temas y tópicos repetidos en muchos discursos del presidente Chávez, lo cual le obliga a entretener cada vez más al público y aplicar su rol de apóstol y ungido para mantenerlo atento.
El trato con los interlocutores muestra una diferencia muy grande. Mientras Capriles, se refiere a todos con afecto y respeto, Maduro transgrede el protocolo y las nomas de cortesía esperadas de un presidente o de un candidato a la presidencia, algo que también conocen bien los venezolanos y que ha sido objeto de muchos estudios. En el discurso político se tolera una cierta cantidad de agresión hacia el adversario, pero el trato ofensivo y despreciativo que desconoce al adversario no es aceptable porque se considera un delito discursivo que atenta contra el contrato comunicacional tácito en que ambos interlocutores tienen igualdad de derechos y obligaciones (Erlich, 2005; Bolívar y Erlich, 2007; Charaudeau, 2009).
Finalmente, otra gran diferencia se manifiesta en la estrategia política. Mientras Capriles opta por mitigar la polarización y el personalismo, Maduro toma la vía del discurso populista y de intensificar la polarización, ya existente en Venezuela, con el desconocimiento de su interlocutor candidato y de quienes lo apoyan. 

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